por Stacy Francis, CFP®, CDFA
Mi asistente irrumpió en mi oficina esta mañana, con los ojos como platos. ¿Había visto el $200 que llevaba en el bolsillo de su gabardina hace tres días? No. Decidió rebuscar en su bolso —enorme, aunque repleto de recibos— otra vez. Es cierto que tener dificultades para controlar el dinero puede ser, en el mejor de los casos, frustrante y, en el peor, desesperante. Por suerte, la tecnología es tu aliada y está aquí para ayudarte.
Hoy en día, la mayoría de los bancos ofrecen banca en línea gratuita, donde no solo puedes consultar el saldo de tu cuenta y el historial de transacciones, sino también pagar facturas y llevar un registro de tu facturación y pagos. Además, casi todos los sitios donde puedes gastar dinero en EE. UU. (y otros países occidentales) aceptan tarjetas de débito y crédito como Visa, MasterCard y American Express. Puedes consultar todas tus transacciones con estas tarjetas cómodamente (y gratis) en línea, lo que me lleva a mi primera sugerencia: limita tu uso de efectivo al máximo.
Si tu vida es compleja, divídela en segmentos y asigna a cada segmento su propia tarjeta de crédito. Usa una tarjeta para tus gastos de negocio, otra para tus gastos personales y otra para todo lo relacionado con tus hijos. Así, podrás ver cada aspecto de tus finanzas como una entidad independiente, sin necesidad de papeleo.
Si te estresa llevar un registro de tu dinero, recuerda esto ante todo: vivimos en la era de la tecnología. La práctica de cuadrar las chequeras se ha vuelto tan obsoleta como las máquinas de escribir, y ya no necesitas guardar todos los recibos que te dan. Los bancos se han esforzado por simplificar tu vida. ¡Disfruta!

