por Manisha Thakor
Quienes siguen este blog desde hace tiempo saben que, como asesora financiera, me apasiona ayudar a las mujeres a ganar más confianza y entusiasmo al invertir. Esto se debe a que, en un mundo donde cada vez es más posible vivir hasta los 100 años, invertir a largo plazo es una forma de aumentar las probabilidades de que sus ahorros, ganados con tanto esfuerzo, crezcan lo suficiente como para, al menos, compensar el efecto corrosivo de la inflación y, con suerte, también aumentar su poder adquisitivo. Una de las cosas que puede hacer que invertir sea tan confuso es la cantidad de vocabulario aparentemente incomprensible que se utiliza para describir las opciones de inversión. Cada vez escucho con más frecuencia que la gente usa los términos "fondo mutuo" y "ETF" indistintamente. Si bien son similares, estos dos tipos de vehículos de inversión tienen algunas diferencias clave que conviene conocer.
¿Qué son los fondos mutuos y los ETF? En pocas palabras, los fondos mutuos y los ETF son combinaciones de diversas inversiones, como acciones y bonos, creadas por inversores profesionales. Se pueden considerar como batidos financieros. En lugar de comprar frutas y verduras por separado, se puede comprar una porción de batido preparada por otra persona. En el mundo financiero, esa porción se denomina participación en un fondo mutuo o ETF. Las principales ventajas de estos batidos financieros son la diversificación y la supervisión profesional.
¿Cuál es “mejor”? La respuesta depende realmente de tu estrategia de inversión. En mi opinión, la gran mayoría de los inversores se benefician más de un enfoque de inversión diversificado, de bajo coste y a largo plazo, que consiste en invertir en vehículos indexados o de inversión pasiva. Si estás de acuerdo con esto (y no todos lo estarán), los fondos mutuos suelen ser la mejor opción.
Los fondos mutuos se cotizan al final del día (lo que los hace más atractivos para los inversores a largo plazo) y estos pueden adquirir fácilmente cantidades específicas de dólares a intervalos regulares, a menudo con costos de transacción mínimos. Si bien las consecuencias fiscales de poseer fondos mutuos se reparten entre todos los accionistas, si se utilizan fondos pasivos, estos costos serán mínimos.
Sin embargo, si planea operar activamente en función de las últimas noticias o desea establecer un precio predeterminado para comprar o vender un valor (también conocido como "órdenes límite"), los ETF pueden ser una excelente opción. Los ETF se negocian a diario, puede colocar órdenes límite (es decir, instrucciones para comprar o vender a un precio específico) y, si opera con tanta frecuencia, puede tener consecuencias fiscales.
¿Por qué los ETF están de moda ahora mismo? A menudo se oye que la mayor ventaja de los ETF es que tienen comisiones más bajas que los fondos mutuos. Si bien los ETF cobran comisiones más bajas que el fondo mutuo promedio de gestión activa, los fondos mutuos de gestión pasiva cobran comisiones similares a las de los ETF, lo que anula esta ventaja.
Lo que los ETF ofrecen en comparación con los fondos mutuos es un mayor control sobre el impacto fiscal de la inversión. No se aplican impuestos a las inversiones en ETF hasta que se vendan las acciones. Esto incluye los impuestos sobre la venta de activos dentro del fondo. A diferencia de los fondos mutuos, se puede retrasar el impacto fiscal total hasta la venta de las acciones.
El resultado final Aunque las fresas y los arándanos son bayas, presentan algunas diferencias distintivas. Los fondos mutuos y los ETF se pueden considerar de la misma manera: similares, pero diferentes. Tus gustos y preferencias personales determinarán cuál (o combinación) será la adecuada para ti. Comprender las diferencias básicas es un buen primer paso para crear tu propia fórmula de inversión.
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